Enfermedades de transmisión alimentaria: ¿cómo evitarlas en verano?

Con la llegada de las altas temperaturas, la comida puede sufrir una descomposición más rápida y propiciar el desarrollo de distintas bacterias. “Lo que debemos entender es que los patógenos los transmitimos, principalmente, nosotros a los alimentos”, indica Cecilia Sepúlveda.

Patógenos como salmonelosis, shigelosis, listeria y escherichia coli, sumado a virus como el rotavirus, son los principales responsables de las molestas infecciones estomacales que podemos contraer a través del consumo de alimentos. Y, si bien, esto puede ocurrir en cualquier momento del año, las condiciones ambientales permiten que sean más frecuentes en verano.

El responsable de esto es el aumento de las temperaturas, lo que provocará un rápido crecimiento de estos patógenos. En tanto, el calor y la humedad permitirán una
descomposición más rápida de los alimentos. Para Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas, no es tiempo de exponer alimentos como carnes crudas,
lácteos o huevos al ambiente.

“Si dejas un alimento a temperatura ambiente por una hora en invierno, el sobrecrecimiento de patógenos y el riesgo de intoxicación es menor, en comparación a lo que tendríamos ahora. Lo ideal es que la comida se mantenga almacenada en el refrigerador”, señala la experta.

Estas enfermedades, llamadas enfermedades por transmisión de alimentos, se transmiten principalmente por las personas. Por eso, al manipular alimentos se hace indispensable la higiene de manos y eliminar nuestros desechos de forma cuidadosa.

Sepúlveda indica que “por ejemplo, si un lactante tiene rotavirus y al cambiarle los pañales no te lavas bien las manos, puedes contagiarte tú y otras personas. Con la salmonelosis puede pasar lo mismo, y también puede ser transmitida por el consumo de huevos duros. Si una persona no se lava bien las manos, y manipula alimentos que están a temperatura ambiente, estos virus y bacterias van a proliferar muy rápido. Y si es consumido en un evento, se produce una intoxicación masiva”.

Los alimentos como proteínas deben ser resguardados a menos de 19 grados celsius, mientras que en el caso de los congelados, estos deben mantenerse refrigerados hasta su consumo. Especialmente, si son descongelados. “Lo primero que hay que entender es que los patógenos los transmitimos nosotros, nosotros los llevamos a los alimentos. Lo otro es que sean alimentos que puedan haber sido regados con agua servida. Y si no tenemos certeza de que estos alimentos hayan sido regados con agua libre de agua servida, lo mejor es desinfectarlos”, agrega la
también docente de la Universidad Mayor.

Para esta limpieza, es posible adquirir alguna solución líquida para frutas y verduras que sea apta para el consumo en el comercio, o se puede crear una vertiendo una cucharadita de cloro en 3 litros de agua potable. En este último caso, es necesario mantener los alimentos por no más de dos minutos en la solución, y luego lavarlos nuevamente con agua potable.