Con el inicio de la actividad escolar, muchos y muchas estudiantes regresarán a las clases presenciales después de dos años. El Colegio de Nutricionistas entrega una serie de consejos para que el cambio de rutina no implique un desorden alimenticio.
Este miércoles es el inicio oficial de clases 2022, y de la mano de medidas sanitarias como la permanente ventilación de salas de clases, el lavado de manos y el uso obligatorio de mascarillas, entre otras; se espera el regreso total de la presencialidad. El cambio de rutina, por tanto, es un hecho al que deberemos adaptarnos.
Esto puede provocar ansiedad, especialmente, en niñas, niños y adolescentes que después de dos años se adaptarán a una nueva rutina, lo que podría afectar sus tiempos de alimentación y su acceso a productos saludables.
Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas, sostiene que “puede producirse un desorden en términos de horario. De acuerdo a las indicaciones del Ministerio de Educación, la mayoría de los colegios podría volver con jornada completa, y eso implica que tienen que llevar almuerzo o almorzar en su colegio. Y sobre todo en el caso de los más chicos, disminuiría la supervisión de los padres”.
Frente a estos dos escenarios, es posible que quienes lleven sus alimentos desde casa puedan continuar con una alimentación más equilibrada. Sin embargo, indica la experta, el acceso a otros productos, podría tener efectos. “Si son pequeños y se les da dinero, las elecciones no van a ser las más adecuadas. Por lo tanto, aquí habría un riesgo de que se genera un desbalance, y un aumento en el consumo de los alimentos ricos en azúcares o en grasas, y la disminución del consumo de frutas y verduras. Ahora toca organizarse más”.
Una buena alimentación es aquella que proporciona los nutrientes que el cuerpo necesita para mantenerse en funcionamiento, para gozar de una buena salud y minimizar el riesgo de sufrir enfermedades. En el caso de las niñas, niños y adolescentes, una alimentación variada también debe garantizar un crecimiento normal.
Los períodos de adaptación, dice Sepúlveda, son diferentes caso a caso. “Hay algunos niños a los que les cuesta adaptarse a los horarios más rígidos, a otros no. Entonces, va a depender mucho de que los padres se organicen y estructuren horarios. Por ejemplo, que en la mañana consideren el tiempo para tomar desayuno, y que en la tarde cuando regresen de clases, los estudiantes no sean sobrealimentados”.
Lo que corresponde, por tanto, es que estos consuman el desayuno, una colación a media mañana, el almuerzo, una colación a media tarde y después, una cena. Por otra parte, con pescados, frutos secos, alimentos antioxidantes, y frutas y verduras; se puede mejorar la capacidad de concentración.
¿Qué hacer frente a niños y niñas con alimentación selectiva?
La presidenta del gremio indica que el tratamiento es difícil porque dependerá del nivel de selectividad que presente cada niño o niña. “Tendríamos que tener muy identificados los alimentos que ellos aceptan, y en base a esos alimentos generar las colaciones y los almuerzos. Ahora, en cómo vamos a ir avanzando con aquellos alimentos que no consumen, eso es importante verlo con un profesional”.
Indica que, además, es posible que en algunos casos se requiera de terapia ocupacional frente a los distintos tipos de selectividad. Todo esto para evitar el déficit nutricional que conlleva este trastorno y que podría afectar el estado y crecimiento de estos niños y niñas.
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